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jueves, 9 de febrero de 2012

Los límites de la libertad de expresión

El décimo noveno artículo de la Declaración de Derechos Humanos proclama el derecho de los hombres a la libertad de expresión. Dicha libertad se define en principio como total, pero un gran número de países del mundo pone ciertos límites a los que se puede expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otra manera. En España tenemos, por ejemplo, el delito de apología del terrorismo, por el que ha sido condenado más de una vez el dirigente independentista vasco Arnaldo Otegi, y del que ha sido acusado el rapero Pablo Hasél. Por contra, si nos alejamos de lo legal para acercarnos al terreno de la ética, nos encontramos ejemplos de polémicos autores, como el escritor Salvador Sostres (aquí uno de sus blogs), cuyas declaraciones a micrófono abierto o cerrado han sido criticadas por algunos de sus compañeros de trabajo. Él mismo ha ejercido la auto-censura alguna vez sobre sus propias declaraciones.

Lo que planteo es lo siguiente: ¿Debemos limitar la libertad de expresión? Está claro que, si la respuesta es afirmativa, tendremos que decidir en qué supuestos lo que dice o escribe una persona es censurable o constituye un delito o falta. Por mi parte, y a pesar de que está claro que la libertad absoluta de expresión incluye la de ofender o molestar a los demás, creo que hay más ventajas que desventajas en respetar estrictamente la libertad de cada uno de expresarse en los términos que mejor le parezcan. En concreto, creo que así se cometen menos injusticias que dejando la censura en manos del poder político o judicial, especialmente en vista de los precedentes históricos.

5 comentarios:

  1. Creo que se debe limitar en tanto en cuanto se dañe gravísimamente la imagen de otro, tienen que ser excepciones, o que unas palabras acarreen consecuencias igual de graves. No creo que la famosa portada de El Jueves lo haga, por ejemplo.

    En cuanto a Sostres, le dejaría que siguiera rebuznando para que medios como El Mundo y Telemadrid, y personas como Pedro J. o Curry queden perfectamente retratados manteniendo a este asqueroso entre su personal.

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  2. ¿Qué clase de excepciones? ¿Es más grave la apología del terrorismo que la confesión de Sánchez Dragó de haberse acostado con dos niñas de 13 años? Mi sensación es que cualquier forma de limitar la libertad de expresión puede ser corrompida con demasiada facilidad por quien mande en cada momento.

    Con respecto a Sostres, no tengo nada que añadir XD.

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  3. No lo sé y tampoco sé si importa mucho decidir en qué casos se aplica una cosa u otra, para eso están los jueces, aunque no pasen por su mejor momento. Creo que hay que poner límites y si alguien se siente atacado por la libertad de expresión de otro pueda hacer algo.

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  4. La libertad de expresión es una de las cuestionas básicas que hay que preservar, con lo que los límites que se pongan tienen que ser del mayor nivel posible, es decir, yo creo que solamente debe quedar limitada por la Constitución: no se pueden expresar ideas que vayan contra ella (xenofobia, racismo, terrorismo,...). Eso tiene un problema, y es que hay algunas cosas que figuran en la Constitución que no merecen tanta protección, pero eso es otra discusión.
    Para todo lo demás, las personas pueden defenderse en los juzgados si se sienten atacados a nivel personal (derecho al honor, difamación,...). El resto de los casos es más sencillo. Lo de Sánchez Dragó, si es cierto, es un delito, con lo que el problema real no es la libertad de expresión. Lo del amigo Sostres no tiene nombre. Pero gracias a su libertad de expresión sabemos por dónde va, tanto él como los que le mantienen en su sitio.
    Y acabo: efectivamente, los límites de la libertad de expresión se pueden corromper por el que manda; y todos los demás límites, como estamos viendo estos días que pasa con la prevaricación. Mientras que el poder judicial no sea serio e independiente, y siga comportándose como si no perteneciera a este mundo...

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    Respuestas
    1. Con respecto a lo primero, me interesa la discusión sobre qué temas quedan fuera de la libertad de expresión (terrorismo, casa real...). En mi opinión, deberían ser esencialmente ninguno.

      Por otro lado, estoy de acuerdo en lo que dices sobre la difamación y el derecho al honor.

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