En esta última semana han tenido mucha repercusión las manifestaciones en Valencia, surgidas a partir de una protesta mucho más pequeña protagonizada por alumnos del I.E.S. Lluís Vives. En concreto, el foco se ha trasladado del motivo inicial de las protestas (la falta de calefacción de centros educativos en la Comunidad Valenciana) al resultado de las mismas en la calle. Diversos medios de comunicación y partidos políticos afirman que la protesta no fue pacífica y que la policía actuó correctamente en sus intervenciones, mientras que otros son de la opinión de que la actuación policial fue, como mínimo, desproporcionada; ello se recoge incluso en la versión del sindicato mayoritario de la policía.
Yo creo que probablemente ninguno de los que ha opinado sobre esta polémica miente del todo: hubo manifestantes cuyos objetivos y actos no fueron pacíficos ni cívicos, y hubo una desproporcionada respuesta policial que nos ha dejado imágenes de otra época. Mi argumento, sin embargo, es que ambas (malas) conductas no son comparables, por dos razones. Primero, creo en el principio según el cual el que tiene las armas más contundentes es el que menos tiene que usarlas, o el que más debe ser castigado si las usa. Y segundo, está mal que un ciudadano actúe de manera censurable o ilegal; pero está peor que quien representa a la autoridad, y por tanto nos representa a todos, realice esas mismas acciones. Una mayor autoridad implica, o debería implicar, una mayor responsabilidad.
Por último, me gustaría hacer una reflexión más general que creo que puede ayudar a entender mejor mi argumento. Creo que el abuso de poder es una de las mayores lacras que sufre la sociedad, y uno de los mayores fracasos posibles del hombre. Entiendo que abusa de su poder quien utiliza algún tipo de ventaja ilegítima para imponer su criterio en contra de la razón, la argumentación y/o la democracia, o a favor de esta última. Ejemplos de esto pueden ser cosas tan diversas como la violencia machista, el abuso de menores, el acoso en las aulas, la ley de partidos, la represión policial, o la intervención militar o económica contra otros países.
P.S: Creo que la vida del citado Vives bien vale un repaso para ponerla en valor. Véase, por ejemplo, su biografía en Wikipedia.